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Organización Mundial de la Salud. (s/f). Hepatitis C.
https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/hepatitis-c
La hepatitis C es una infección viral del hígado causada por el virus de la hepatitis C (VHC). Es una de las formas más comunes de hepatitis viral y puede causar inflamación del hígado que a menudo se vuelve crónica. La hepatitis C es una enfermedad importante a nivel mundial y puede tener consecuencias graves para la salud si no se trata adecuadamente.
- Causa: La hepatitis C es causada por el virus de la hepatitis C (VHC), que pertenece a la familia Flaviviridae. Este virus infecta las células hepáticas y puede causar inflamación crónica del hígado.
- Transmisión: La hepatitis C se transmite principalmente a través del contacto con sangre infectada. Las formas comunes de transmisión incluyen el uso compartido de agujas o jeringas entre usuarios que consumen sustancias psicoactivas, la transfusión de sangre y productos sanguíneos no seguros, el uso de equipo médico no esterilizado y la transmisión de madre a hijo durante el parto. La hepatitis C también puede transmitirse a través del contacto sexual.
- Síntomas: Muchas personas infectadas con hepatitis C no presentan síntomas en las etapas iniciales de la infección. Cuando ocurren, los síntomas pueden variar desde leves hasta graves e incluir fatiga, dolor abdominal, pérdida de apetito, náuseas, vómitos, orina oscura, ictericia (coloración amarillenta de la piel y los ojos) y, en casos graves, cirrosis y cáncer de hígado.
- Duración de la enfermedad: La hepatitis C puede ser aguda (de corta duración) o crónica (de larga duración). La mayoría de las personas infectadas con hepatitis C desarrollan una infección crónica, que puede durar toda la vida si no se trata adecuadamente. La hepatitis C crónica puede causar daño hepático progresivo, incluida la cirrosis y el cáncer de hígado.
- Diagnóstico: El diagnóstico de la hepatitis C se realiza mediante pruebas de sangre que pueden detectar la presencia de anticuerpos contra el virus y la carga viral. Estas pruebas ayudan a determinar si una persona está infectada con hepatitis C y si la infección es aguda o crónica.
- Prevención: Actualmente no hay vacuna disponible para la hepatitis C. La prevención se centra en evitar la exposición al virus mediante prácticas seguras de inyección de drogas, precauciones estándar de control de infecciones en entornos médicos y la adopción de prácticas sexuales seguras. Además, las personas que reciben tatuajes o piercings deben asegurarse de que el equipo utilizado esté esterilizado.
El tratamiento de la hepatitis C ha avanzado significativamente en los últimos años gracias al desarrollo de medicamentos antivirales de acción directa (AAD). Estos medicamentos pueden curar la infección en la mayoría de los casos y tienen tasas de éxito muy altas.
- Glecaprevir Pibrentasvir - Nombre Comercial Registrado (Mavyret): es un medicamento que combina dos antivirales, glecaprevir y pibrentasvir. Está aprobado para el tratamiento de la hepatitis C crónica en adultos sin cirrosis o con cirrosis compensada, independientemente del genotipo del virus de la hepatitis C.
- Sofosbuvir Velpatasvir - Nombre Comercial Registrado (Epclusa): es otro medicamento utilizado para tratar la hepatitis C crónica en adultos. Contiene dos antivirales, sofosbuvir y velpatasvir, que actúan juntos para inhibir la replicación del virus. Epclusa es eficaz contra todos los genotipos del virus de la hepatitis C y es una opción de tratamiento muy versátil.
Es importante destacar que el tratamiento de la hepatitis C puede entregarse desde clinicas de primer nivel. La duración del tratamiento y la elección del medicamento dependen de varios factores, incluido el genotipo específico del virus de la hepatitis C, la presencia de cirrosis hepática y la historia de tratamiento previo. Además, es fundamental seguir las instrucciones médicas y completar el tratamiento según lo prescrito para lograr una cura exitosa.
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